lunes, 20 de junio de 2016

Apuntes de Amor y otros sentimientos de verano

Dentro de   un mes  se  conmemora   el  segundo  aniversario  de  bodas  de  mi  prima  Maricarmen  Rangel  con su  esposo  Sergio   Edgar  Sedano,    a  propósito  de   este  acontecimiento   se  me  ocurrió   hablar  del  matrimonio,  quizás   no  soy  la   persona  más   adecuada   pues  no me  interesa   enamorarme  mucho  menos   casarme,  sin  embargo  si  soy  consciente  observando    como  interactuan  otros  matrimonios  o  por  sus  testimonios.
Según    el poeta  el  matrimonio   es  comparable  a   un  mar,    donde   varios  se  aventuran    a   cruzarlo    sin  contar con  brújula  o principios   de  "navegación",  lo  que  es   una  realidad   es    que  los   matrimonios   no   son iguales,  o  más  bien  un  matrimonio    es  comparable  a   una  empresa    o  proyecto  en  conjunto  en donde  se  debe  tener   una  misión  o   código de   valores    que  lo  rijan,     así    como  una  visión    tanto  a  corto   plazo  como   largo,  de   esta  forma   ambos  serán conscientes  que  esperan  uno  del  otro  así  como  que  pueden  aportar   para   el    mejor    desarrollo   del  matrimonio.    Así    como    no  hacer   mucho  caso    a  lo  que  opinen  los  factores    externos,  la   clave  se  llama   comunicación.

Para  explicarlo   mejor   quisiera   compartiles   un cuento  llamado  ¿Y  Si  no  fueron   felices, se  hartaron  de  perdices?
Érase una vez el final de un cuento de hadas. Todo había acabado felizmente,y el príncipe y la princesa habían llegado a casarse tras muchas aventuras. Y vivieron felices y comieron perdices.
Pero, al día siguiente, el príncipe tenía un fuerte dolor de cabeza y no le apetecía comer perdiz. Salió a pasear por los jardines mientras la princesa devoraba una perdiz tras otra. Tantas comió, que al llegar la noche sufría una gran indigestión.

Esa noche, el príncipe protestaba, pues no se sentía feliz.
- Vaya birria de cuento. No me siento para nada feliz.
- Si no eres feliz, es porque no has comido perdiz.
Y al día siguiente ambos solo comieron perdices, pero el mal humor del príncipe no desapareció, y la indigestión de la princesa empeoró.
- Vaya birria de cuento- dijo también la princesa.
El tercer día era evidente que ninguno de los dos era feliz.
- ¿Cómo puede irnos tan mal? ¿Acaso no fue todo perfecto durante el cuento?
- Es verdad. Lo tenemos todo, ¡y hasta nos hemos casado! ¿Qué más necesitamos para ser felices?
Ninguno de los dos tenía ni idea, pues se habían preparado para vivir una vida de cuento. Pero, al terminar el cuento, no sabían por dónde seguir. Decididos a reclamar una felicidad a la que tenían derecho, fueron a quejarse al escritor del cuento.
- Queremos otro final.
- Este es el mejor que tengo. No me sé ninguno mejor.
Y, tras muchas discusiones, lo único que consiguieron fue que eliminara lo de comer perdices. Seguían sin ser felices, claro, pero al menos la princesa ya no tenía indigestión.

La infeliz pareja no se resignó, y decidió visitar a las más famosas parejas de cuento. Pero ni Cenicienta, ni la Bella Durmiente, ni siquiera Blancanieves, hacían otra cosa que dejar pasar tristemente los días en sus palacios. Ni una sola de aquellas legendarias parejas había sabido cómo continuar el cuento después del día de la boda.
- Nosotros probamos a bailar, bailar, y bailar durante días- contó Cenicienta-pero solo conseguimos un dolor de huesos que no se quita con nada.
- Mi príncipe me despertaba cada mañana con un ardiente beso que duraba horas- recordaba la Bella Durmiente- pero aquello llegó a ser tan aburrido que ahora paso días enteros sin dormir para que nadie venga a despertarme.
- Yo me atraganté con la manzana cien veces, y mi príncipe me salvó otras tantas, y luego nos quedábamos mirándonos profundamente- dijo Blancanieves- Ahora tengo alergia a las manzanas y miro a mi esposo para buscarle nuevos granos y verrugas.
Decepcionados, los recién casados fueron a visitar al resto de personajes de su cuento. Pero ni el gran hechicero, ni el furioso dragón, ni sus valientes caballeros quisieron hacer nada.
- Ya cumplimos con todas nuestras obligaciones, y ni siquiera tuvimos un final feliz ¿Y encima queréis que nos hagamos responsables de vuestra felicidad ahora que ha terminado el cuento? ¡Venga ya!
La joven pareja recurrió finalmente a sus leales súbditos. Tampoco funcionó porque, a pesar de que obedecieron todas y cada una de sus órdenes, los príncipes siempre habían tenido todo tipo de lujos, y seguían insatisfechos.
- Nada, tendré que encargarme de mi felicidad yo misma - decidió la princesa precisamente el día que el príncipe pensó lo mismo.
Y cada uno se fue por su lado a intentar ser feliz haciendo aquello que siempre le había gustado. Pero por emocionantes y especiales que fueran todas aquellas cosas, no era lo mismo hacerlas sin tener a su lado a su amor de cuento. Tras aceptar su fracaso por separado, volvieron a encontrarse en el palacio llenos de pena y desesperanza.
- Lo hemos intentado todo- dijo el príncipe, cabizbajo-. Ya no queda nadie más a quien pedirle que nos haga felices. Estamos atrapados en un penoso final de cuento.
- Bueno, querido, aún nos queda una cosa por probar- susurró la princesa-.Hay alguien que aún no se ha encargado de tu final feliz.
- ¿Sí? ¿Quién? ¿La bruja? ¿El león? ¿El armario? ¿Voldemort?
- Cariño, no te vayas del cuento. Me refiero a mí. Aún no me he encargado de hacerte feliz. Ni tú tampoco de mí.
Era verdad. Y no perdían nada por intentarlo.
Aunque hacer feliz al príncipe tenía lo suyo. Solía levantarse de mal humor, trabajaba algo menos que poco y era un tipo más bien guarrete. Y tampoco la princesa era perfecta, pues lo menos que se podía decir de ella es que era caprichosa y mandona, bastante cotilla y un poco pesada. Pero, a pesar de todo, se querían, y descubrieron que, al esforzarse por el otro, olvidándose de sí mismos, no necesitaban más que ver asomar la felicidad en el rostro de la persona amada para sentirse plenamente dichosos. Nunca antes habían repartido felicidad, y hacerlo con su único amor los llenaba de tanta alegría que era difícil saber quién de los dos era más feliz.
Pronto se sintieron tan dichosos repartiéndose felicidad que, a pesar del esfuerzo que les suponía, no pudieron parar en ellos mismos, y comenzaron también a preocuparse de la felicidad de sus súbditos y los demás personajes de su cuento. Hasta las legendarias princesas que no habían sabido vivir felices en su final de cuento pudieron recibir su consejo y su ayuda.
Así, habiendo descubierto el secreto de los finales felices, hicieron por fin una última visita para llevar a su amigo el escritor un regalo muy especial: un nuevo final de cuento. Y el escritor lo tomó y lo agregó a la última página, donde desde entonces puede leerse “…y, renunciando a su felicidad por la del otro, pudieron amarse y ser felices para siempre”.
Entre   otros  detalles  no  existe  la  felicidad  prediseñada  cada  quien  debe  poner  de  su parte  para  construir, diseñar   e  uimplementar  la  felicidad.
      

jueves, 9 de junio de 2016

Verano de Ilusiones

Por  fin  entrara  el solsticio de  verano, el próximo  22 de  junio, sin embargo   ya  comienza  a  mostrar  su presencia   con las  lloviznitas, y  las  gran  variedad  de   frutas   y  flores   en los  jardines. Una   estación   tan llena  de  ilusiones,  lo  que  mas   se  aprecia  de  nuestro "querido"  verano    es   las   mañanitas   refrescantes  de   rocio  es  muy grato salir    después  de   una   noche  lluviosa   y  sentir   el frescor en  la  cara   mientras   observamos  a  a  las  avecillas   y demás   criaturitas   tomando del rocio  de  las   hojas.

Una  Mañana  de  Verano

Adoro  salir    todas   las   mañanas  
una   oportunidad   para   apreciar   el frescor 
así la    época  para  no olvidar
que  detrás  de  la   lluvia  hay  grandes  esperanzas 

Esperanzas transformadas   en  presentes
inolvidables  tan   llenos  de   ilusiones  
que   nos  alegraran    esta  parte  del  año.